Felicidade não tem fim

Uruguay, en la mitad de tabla de la felicidad


La ONU publicó un índice de los países más felices del mundo; a pesar de encabezar el continente en ránking de libertad y democracia, Uruguay aparece recién 50° en América y 12° en América Latina


A pesar de compartir con Costa Rica el primer lugar de la mayoría de los índices de calidad de vida, democracia y libertad de América Latina, Uruguay está 47 puestos detrás de los ticos en el índice de felicidad que elaboró The Earth Institute a petición de Naciones Unidas.

Costa Rica (12) es el primer país latinoamericano en la lista, seguido de Venezuela (19), Panamá (21), México (24), Brasil (25), Puerto Rico (27), Guatemala (37), Argentina (39), Colombia (41), Chile (43), El Salvador (48) y recién después Uruguay (50).

Por debajo quedan Bolivia (57), Honduras (63), Ecuador (66), Cuba (69), Paraguay (70), Perú (77), Nicaragua (89), República Dominicana (93) y, muy por detrás, Haití, que ocupa el puesto 149 de una lista de 155 naciones.

El informe compara diferentes encuestas y estadísticas sobre los países más felices del mundo, entre ellos una recopilación de datos de Gallup del periodo 2005-2011, que indican que los países más felices son Dinamarca, Finlandia y Noruega, mientras que República Centroafricana, Benín y Togo están a la cola de la felicidad.

El informe del Earth Institute concluye además que, pese a que los países más felices son los nórdicos y los menos las naciones subsaharianas, el peso de la riqueza de las naciones es importante "pero no lo es todo", ya que entran en juego muchos factores que proporcionan la felicidad, como las relaciones humanas.

La Asamblea General de la ONU aprobó en julio una resolución que reconoce la búsqueda de la felicidad y el bienestar social como un "objetivo humano fundamental" a instancias de Bután.

La búsqueda de la felicidad se ha incluido en la agenda del organismo, con especial interés de cara a la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), que se celebrará en Brasil en junio.

Entre otras conclusiones, el informe subraya que un alto índice de desempleo hace menos felices o infelices no sólo a los desempleados sino también a quienes trabajan, según el primer Informe Mundial de la Felicidad elaborado por The Earth Institute a petición de Naciones Unidas.

El informe viene a confirmar una de las grandes verdades de la sabiduría popular: que la riqueza o el dinero no dan por si mismos la felicidad.

En cuanto al desempleo, uno de los problemas más acuciantes de la actualidad, el estudio realizado por el instituto de la Universidad de Columbia dice que es fuente de infelicidad incluso para la población que cuenta con empleo, ya que "de repente tiene miedo de perder sus puestos de trabajo".

El estudio, encargado por la Comisión de la Felicidad de la ONU y dirigido por el prestigioso economista Jeffrey Sachs, coteja varios datos estadísticos sobre cuáles son los países más felices y sobre los factores que ayudan a crear la felicidad, y asegura que uno de ellos es contar con empleo y también no sentir que el puesto de trabajo peligra.

"El desempleo reduce obviamente la felicidad, pero por razones diferentes a las obvias. No se trata de perder ingresos, sino que es la pérdida de autoestima y de la vida social que proporciona el trabajo lo que conduce a una caída de la felicidad", afirma.

Incluso contar con empleos "de baja calidad" proporciona "mayor satisfacción que estar desempleado", indican los expertos de la universidad neoyorquina, que destacan cómo trabajar a cuenta propia ayuda más a ser feliz en la mayoría de países, a excepción de los de América Latina.

La razón es que trabajar a cuenta propia puede ser "una necesidad más que una opción" en los países en desarrollo, donde no hay tanta disponibilidad de "empleos formales", por lo que se concluye que "cuando no es una opción, no ayuda a incrementar la felicidad".

Entre otros factores significativos que afectan al bienestar personal, según el estudio, se encuentran, además del trabajo, el entorno social y familiar, la salud física y mental, además del contexto del país en el que se vive, relacionado con la riqueza del mismo y el grado de libertades, entre otros.

Fuente: El Observador