Ideas nunca concretadas II


De una crónica de Alejandro Michelena publicada originalmente en Periscopio:

Se presentó el 26 de septiembre de 1947, en el salón mayor del Ateneo, ante un auditorio calificado de técnicos municipales, figuras políticas y público en general. En primera fila, escuchando atentamente, estaba el entonces Intendente de Montevideo, don Andrés Martínez Trueba. La propuesta consistía —¡nada menos!— en construir una autopista subterránea por debajo de 18 de Julio, desde la actual Barrios Amorín a la Ciudad Vieja.

La iniciativa no llegó a siquiera a la etapa de “consideración para un futuro”. El escollo principal, al igual que en el caso de un proyecto anterior —que buscaba dotar a la ciudad de un tren subterráneo—, tuvo que ver con el subsuelo rocoso de nuestra principal avenida, justamente trazada por arriba del último tramo de la Cuchilla Grande. Recordemos que en aquellos años no existía la tecnología adecuada para excavar rápido en la roca viva, y el costo desmesurado que hubieran implicado tales obras las tornaba inviables desde el vamos.

Quedó como testimonio un lujoso folleto que, editado al año siguiente, incluye la conferencia dictada por su autor, Emilio Buceta, así como también los esquemas, dibujos, y fotos arregladas con intervención de dibujos (el photoshop era ciencia ficción en esos tiempos). La publicación se titula: “Autopista subterránea, solución integral del transporte urbano”, y estuvo a cargo de la Editorial Independencia*.

Un subterráneo para trolleybuses

El objetivo era descongestionar el tránsito. Desde la segunda mitad de los años cuarenta el Uruguay transitaba una etapa de creciente prosperidad, y en consecuencia aumentaba el parque automotriz. Por otra parte, como iba a acontecer hasta avanzados los años sesenta, el transporte colectivo —en ese momento conformado por ómnibus (muchos nuevos, pero otros con años de servicio) y tranvías (la mayoría vetustos)— entraba y salía del Centro exclusivamente por 18 de Julio. Esta acumulación de líneas, y la tendencia de los vehículos particulares a realizar igual recorrido, transformaban en una proeza recorrer la avenida en las horas pico.

La idea era que por esa autopista subterránea, de un ancho similar a la propia 18, circularan sólo modernos trolleybuses (vehículos que iban a ser toda una novedad en Montevideo) en trayectos con pocas paradas y a cierta velocidad. Estos iban a tener, del Monumento al Gaucho hacia afuera recorridos normales, y a la altura de la calle Vázquez se internarían —o emergerían— por desniveles desde 18 y desde Constituyente. Para construir las entradas el proyecto recomendaba demoler la manzana triangular enmarcada por la avenida, Vázquez y Constituyente, creando una nueva plaza urbana en el espacio que iba a quedar libre.

El túnel propiamente dicho se iba a diseñar “en bóveda”, y la idea era que no fuera muy profundo (suponía Buceta que de esa forma se esquivaba el suelo pétreo). A la altura de las plazas Cagancha e Independencia se ubicaban sendas estaciones, con escaleras mecánicas para el acceso, comercios y servicios en el nivel subterráneo. La primera de las estaciones mencionadas oficiaría también como acceso y salida de los trolleybuses con destino al norte de la ciudad, por la avenida Rondeau y Diagonal Agraciada (hoy Libertador).

La estación terminal en la Ciudad Vieja se proyectó debajo de la plaza Zabala. Habría otra, la inicial del recorrido subterráneo, en los accesos ya mencionados de la futura plaza detrás del Monumento al Gaucho.
El propulsor del novedoso emprendimiento sostuvo entusiasmado —en la citada conferencia— que el mismo iba a dar una solución definitiva y sustancial a la aguda problemática del tránsito céntrico. Pero además recomendó la extensión de todas esas líneas de “modernos y aerodinámicos trolleybuses” a través de recorridos lineales de superficie: por 18 de Julio, para después tomar 8 de Octubre y Avenida Italia (hasta Maroñas y Malvín, respectivamente); por Rondeau y luego Diagonal, bifurcándose en el Palacio Legislativo por Avenida Agraciada hasta Paso Molino y por General Flores hasta el Cerrito de la Victoria.
A su criterio, puesto en funcionamiento el sistema se lograría la manera más limpia de eliminar los viejos tranvías —el buen hombre les tenía a estos simpáticos y clásicos vehículos del transporte montevideano una especial antipatía—, y al mismo tiempo ir sustituyendo los ómnibus por más trolleybuses, electrificando así el sistema en su totalidad.

Utopías versus realidades

Los razonamientos de Emilio Buceta, intentando probar la pertinencia de su proyecto, eran lógicamente impecables. Sus cálculos matemáticos —manejando estadísticas, gráficas y hasta ecuaciones— resultaban irrefutables. Teóricamente todo encajaba a la perfección.

El único problema fue que la realidad, tantas veces empecinada a la hora de echar por tierra las elucubraciones humanas, volvió estéril tanto esfuerzo intelectual y las buenas ideas en el papel. Lo principal, como ya lo apuntamos, fue la condición geológica del suelo céntrico capitalino que hacía dificultosa y cara la obra. Pero existían otras consideraciones, que volvían problemática su aprobación en cualquier circunstancia. Una de ellas: a diferencia del sistema de trenes subterráneos, que venía demostrando su eficacia desde el siglo XIX en las grandes ciudades, la idea de una ”autopista subterránea para trolleybuses” no contaba con antecedentes significativos que la avalaran.
La propuesta de Emilio Buceta quedó entonces como una más entre las varias iniciativas utópicas que alguna vez se pensaron en relación a Montevideo. Armoniza con otra, difundida pocos años después con maqueta ilustrativa y todo, consistente en demoler toda la Ciudad Vieja para construir edificios al estilo del Ciudadela, dejando —apenas— la Catedral, el Cabildo, la Casa de Rivera y la de Lavalleja. Mirada desde la distancia de las casi seis décadas transcurridas la podemos considerar con benevolencia. Más allá de lo impracticable, pone en evidencia que en aquella generación existían todavía emprendedores ambiciosos que, preocupados por el bienestar colectivo generaban ideas para transformar positivamente la ciudad. Tal vez fue la última promoción de uruguayos capaz de atreverse a plantear cambios urbanísticos ambiciosos con visión de futuro. Es claro: no mucho después sobrevendría la crisis económica estructural que estancó al Uruguay por décadas (ésa que Carlos Quijano previó ya en 1955), seguida de la conmoción político social de los sesenta y después de la larga noche de la dictadura cívico-militar.


Ideas nunca concretadas I




De una nota con Marco Caltieri en El Observador:

"Acá nos pasamos ideando grandes soluciones que después no se realizan o quedan inconclusas”. Algunas obras que conocemos no son tal cual se planificaron. Por ejemplo el Estadio Centenario, el Palacio Municipal o el Hospital de Clínicas. Otras nunca se realizaron, como el aerocarril de la isla de las Gaviotas o “la ciudad de los malayos atrás del Cerro, con un puente cruzando sobre la bahía. Yo vi a Sanguinetti mostrando la maqueta de eso, nadie me lo contó”.

Más: acá, El Futuro, Animación 

Lo esperaron pero llegó tarde



Casinos: fiscal apeló fuera de plazo y defensas piden confirmar archivo


Pérez se comunicó con el juzgado a cargo de la magistrada Fanny Canessa sobre las 17:00 de ayer e informó que estaba atrasado en la redacción del recurso, por lo que pidió cierta tolerancia en el horario.

Desde la sede se le indicó que el personal administrativo trabaja hasta las 18:45, es decir 45 minutos más del horario previsto para la atención del público y los abogados. Luego la jueza resolvería qué trámite le daría al recurso.

Sin embargo, Pérez presentó la apelación casi a las 19:00, una hora más tarde del horario normal de funcionamiento del juzgado.


Fuente: elpais.com.uy


P.d: Advertimos que la noticia no pertenece a ninguna publicación de carácter humorístico.



Young Uruguay

Todas las hipótesis son válidas

De un artículo de Aldo Mazzucchelli publicado originalmente en Posdata:

Tal vez estemos exigiéndole al Uruguay que sea lo que sólo fue de modo efímero, entre 1885 y 1950, digamos. Tal vez creamos que porque fue durante ese tiempo algo, un 'proyecto', eso automáticamente lo habilita a serlo ahora. Pero tal vez no sea así. Los países pueden morir, y pueden tener que renacer. Incluso, pueden no poder hacerlo. Entonces, desaparecen. No será la primera vez. Hay que contar hasta con esa hipótesis.
Pero al detener la conciencia en esa utopía nunca realizada de ser realmente 'un país' -o más aún, 'una nación'- se apoltrona cada vez más la gente de este rincón en esa maniática costumbre de pensar en generalidades, de país hiperracional y laico. Olvidando que entre otras cosas, 'laico' está emparentado etimológicamente con lego: ignorante

La tacita de plata


Revisar: eso que incomoda


De una entrevista al historiador José Pedro Barrán en Brecha en el año 1996:

El uruguayo, en general, es muy conservador, quiere ver las cosas en su sitio. Ver a alguien que insinúa que algo de lo que hizo debería ser revisado provoca desacomodos. Eso siempre altera, da inseguridad, y el uruguayo no quiere inseguridades: no las quiere en el plano social, ni en el económico, ni en el ideológico. Todo lo que lo altere desde cualquiera de esos ángulos va a ser considerado "peligroso" y estigmatizado. Todo lo que signifique cuestionar de alguna forma los lugares ideológicos que se deberían ocupar permanentemente, desacomoda, obliga a pensar, a pensar de nuevo, y eso genera mucha inseguridad.


Está cantado

De una entrevista al historiador Guillermo Vázquez Franco en El País Cultural:
Entonces se nos viene el recuerdo del año 1811, porque le asaltó al gobierno la preocupación de tener un Bicentenario porque en Argentina lo hubo. Y como en Argentina hubo Bicentenario, nosotros, que somos “distintos” porque somos otra cosa, tenemos que tener el bicentenario propio. De ahí viene buscar cuándo. En Argentina está clarísimo que es el 25 de mayo de 1810 el punto de partida. Está cantado. Está cantado para nosotros también. Los orientales somos al 25 de mayo lo que cualquier otro argentino es a esa fecha. Pero interfiere o intercede la Convención Preliminar de Paz, que es el gran factor que distorsiona. Este gran factor distorsionante también estuvo presente en 1910, en 1911, en 1925 y en 1930. Estuvo presente pero nadie habla de ella, es la gran silente. Pero me animo a decir que por el Bicentenario de 2030 se va a pasar de largo.

Todo el mundo tiene...

Los chorizos, la murga, el mate. Y Bananita González. Todo junto, como si el mejor cóctel quedara, como esas bebidas de alto impacto, con los elementos de mayor fortaleza. Las publicidades una atrás de la otra: chorizos "Los dos Hermanos", Grasa Comsa, Yerba Salud y Flora, Pan dulce alemán Stollen. Todo tan hermosamente bizarro, como el mejor teatro uruguayo.

La puesta en escena acumula objetos de manera obsesiva. La murga queda atrás como parte de la escenografía persistente que presiona y vigila indolente. Pareciera que la abundancia de íconos sirviera para la potenciación de la enunciación. El caótico intercambio de diálogos, el inicio impertinente del grito desaforado, la risa infame y el canto asíncrono emergen, salen y vuelven como un boomgerang autorreferente que golpea y lastima. La falsa improvisación genera, al verla, una impaciencia, una inquietud porque hay algo que llama la atención. Lo veo sobre la mesa: la picada, el queso en perfectos cubos, las aceitunas generando un contraste de fuertes colores, el salamín astutamente feteado, todo sobre impecables tablas de madera que se acaban de estrenar. Sí señor, la picada, la representación perfecta del domingo al mediodía, es el centro de la puesta en escena. Está todo ahí, como lo que filmaba Rosellini.¿Para qué modificarlo? Entre lo teatral y lo real: una hermosa obra de arte.

Para la edición de este sábado están en pantalla los ministros de Economía, Transporte y Relaciones Exteriores. Sí, Relaciones Exteriores. Lo que hay que mostrar: el mate, el asado, la murga, la gente linda del Uruguay. Las tradiciones deben tener un canal de comunicación eficiente y potente y aquí encontraron todo lo que querían. Basta de Uruguay Natural, esto es mucho más eficiente. Y sí, todo el mundo tiene... el país que se merece.





2084 - 200 = 2011


    A propósito de bicentenarios, centenarios, gobiernos y sindicatos. Adelante, maestro.     


Crímenes y pecados

Un post en el blog No me avergüenza decirlo se refiere al libro José Batlle y Ordóñez, 1915-1917, del historiador norteamericano Milton Vanger, en estos términos:

El libro arranca el 01-mar-1915, cuando Batlle finalizó su segundo mandato. Dejaba de ser presidente pero continuaba siendo el político más influyente de la época y el más gravitante desde entonces para el país. Su periódico, El Día, era el diario de mayor tiraje y su canal de expresión preferido.

En las páginas 243 y 257 se relata que en octubre de 1917 se destapó un escándalo de pedofilia clerical. Al parecer, el padre Rivero, un cura y maestro de la ciudad de Mercedes, había abusado sexualmente de varios alumnos. Batlle aprovechó la oportunidad dedicando en El Día más de un artículo al tema. En clara alusión al famoso libro de Eça de Queirós, uno de los artículos se tituló Los crímenes del P. Rivero.

Batlle se quejó de que la prensa del Partido Nacional se mantuviera silenciosa sobre semejante hecho y reclamó la prohibición de las escuelas religiosas:

La moral social reclama la desaparición de ese peligro constituido por las escuelas religiosas. Y la mejor manera de hacerlo desaparecer está en la supresión de las escuelas mismas. Conviene que se las elimine para que los niños no sirvan de instrumento al erotismo incontenido o a la degeneración sexual de individuos sometidos a regímenes antinaturales y absurdos. El Estado debe tener interés en suprimir esos establecimientos donde se enseña de acuerdo con sistemas rutinarios, y donde se moldea la conciencia del niño, teniendo en cuenta exclusivas conveniencias sectarias.

Evidentemente, los tiempos han cambiado. La iglesia católica ya no es tan débil como lo era un siglo atrás. Esto implica que ningún líder de primera línea se puede permitir en la actualidad llamar abiertamente al pan pan y al vino vino. Ni siquiera se osa abrir la boca para señalar la incongruencia entre palabras y hechos, entre el esfuerzo hipócrita por imponer a propios y extraños una moral antisexual y la inclinación sodomita de los sacerdotes. Los tiempos han cambiado. Y nos hemos quedado sin Batlles que aguanten el mostrador.

Argentina – Uruguay: Thắng hay chết?

¡Bien Nomá!












Espectáculos -
TV

El baño del Papa superó el rating promedio de Tinelli

Teledoce comenzó este miércoles una serie de cine uruguayo en horario central

Hoy, en el Observador.com.uy

Boniatos con dulce de leche


01-08-2011 | Diario EL OBSERVADOR

El presidente José Mujica habló este lunes por teléfono con algunos integrantes de la delegación uruguaya que disputa el Mundial Sub 20 en Colombia. Luego de saludar al técnico Juan Verzeri y dialogar con el delegado de la Asociación Uruguaya de Fútbol en Colombia, Donato Rivas, el presidente solicitó que le pasaran el celular a Diego Polenta, capitán del seleccionado. “Nosotros damos el 110% en la cancha, ahora, usted podría bajar un 10% el IRPF...”, le dijo Polenta a Mujica.

Las palabras del capitán fueron reproducidas por varios periodistas en Twitter, red social en la que pronto se instaló la polémica sobre el oportunismo de los dichos del jugador del Genoa de Italia.

El director general de Rentas Pablo Ferreri defendió los dichos de Polenta. “Me parece buenísimo que opine, tiene todo el derecho del mundo”, escribió en su cuenta de Twitter uno de los directores de la Dirección General Impostiva (DGI). “Eso sí, como tributarista, es un gran futbolista”, bromeó Ferreri.

Ante algunos comentarios que cuestionaban a Polenta, Ferreri se preguntó: “Si todos opinamos de fútbol sin tener idea, ¿cómo un ciudadano no va a poder hablar de impuestos?”. De todas maneras, el contador reparó que “habría que decirle que está comprometida la rebaja del IVA y que eso puede costar US$ 300 millones”.

Finalmente, Ferrari abandonó el debate con un deseo: “Que Polenta la siga rompiendo que es un fenómeno”.

En un país de la memoria


En un país de la memoria
por años y años yo erraba sin salir
en un país de la memoria
escondido país, con rigor yo viví.

Y sin llegada a la salida
alguien de nuevo me hacía entrar
en un país de la memoria.
que era país de la ansiedad

Por un tiempo más largo que el de la juventud
conocí los dominios de entrar y de salir
de aquel país de la memoria
sometido a la ausencia, memorable país.

Mano de brujo apenas era mano embrujada
y sin cesar trazaba el anillo de humo
estrecho y justo alrededor
de aquel país en vano abierto a los países.

Aquel país surcado de infatigables ríos
que ningún mar devoraba,
sólo el mar de la ausencia para siempre
extendido entre mis ojos
y el mar de la espuma y el mar de la hierba.


-Susana Soca, En un país de la memoria


Un objeto artístico

Ahora bien, ¿qué es el Uruguay? Esto ya es más complicado. No hay cosa más rara que el Uruguay, un país yuxtapuesto, que no es del todo un país por su relación de parte a todo con la Argentina, país margen (Borges jamás lo llamó Uruguay, siempre "banda oriental"), una soberanía puesta en el espacio, pero subrayando sólo el espacio. Y eso se comprime, como un concepto. Se comprime hasta salir de la geografía, y empezar a funcionar en otros sistemas, por ejemplo el literario. En el Uruguay nacieron tres de los más grandes poetas franceses. ¿Conocen el poema de Murilo Mendes? O Uruguai é um belo país da América do Sul, limitado ao norte por Lautréamont, ao sul por Lqforgue, a leste por Supervielle. (O pais nao tem oeste.) Etc.

La ontología del Uruguay, la hizo Borges. Recuerden su comentario a The Purple Land, la novela de Hudson que cuenta un viaje cruzando de norte a sur todo el Uruguay. Borges dice que es la mejor novela argentina. Pues el Uruguay es el locus del realismo argentino, la escena donde se representa la realidad de la Argentina —que no se representa en la Argentina, la patria por excelencia de la representación. El Uruguay es una Argentina miniaturizada, es decir objeto artístico a priori. Por otro lado, el Uruguay se ajusta a la teoría borgeana del realismo. Él decía que la acción de sus cuentos prefería ubicarla en una época no demasiado próxima al presente, para que los lectores no pudieran encontrar defectos de realismo, pero tampoco demasiado alejada, para que no los encontraran los historiadores. Unos cincuenta o sesenta años. Sólo algún viejo improbable estaría en condiciones de localizar un error... En una palabra, para Borges la ficción es lo inverificable. Traspuesto el método del tiempo al espacio, el Uruguay resulta el paisaje obligado del escritor argentino. Digamos que si Borges es el teórico de esta situación, Onetti es su poeta.

-César Aira, Copi

Excepcional

LUCIANA BERTOIA | Página/12

Gabriel Gatti es uruguayo. En 1975, tenía ocho años cuando escapando de la dictadura oriental vino a vivir con su familia a Buenos Aires. En junio del año siguiente, los militares secuestraron y desaparecieron a su padre, Gerardo Gatti, un importante dirigente obrero uruguayo que fue visto en Automotores Orletti, un centro clandestino que funcionaba como sede del Plan Cóndor. Su hermana Adriana fue secuestrada embarazada meses después. Los restos de la chica aparecieron recién en 1983. Gabriel, su madre y su hermano se exiliaron en Francia. Después, viajaron a España. En Madrid, estudió Sociología. En 1993 se fue al País Vasco, donde todavía vive y trabaja como investigador universitario. “Euskadi era un lugar con un nivel de agitación política muy excitante en ese momento, no sólo por ETA sino por lo que estaba alrededor. Era muy atractivo para cualquier joven de izquierda, recién salido de una carrera de Sociales y en particular con una historia detrás de padres estupendos vinculados a un proyecto revolucionario”, contó a Página/12.

Como otras veces, volvió a Buenos Aires. En esta oportunidad, lo hizo para participar del Tercer Congreso Internacional de Análisis de las Prácticas Sociales Genocidas organizado por la Universidad de Tres de Febrero (Untref) y dialogó con este diario sobre las diferentes formas de asimilar la figura del detenido-desaparecido a cada orilla del Río de la Plata.

–¿Qué diferencias hay entre Argentina y Uruguay en lo que respecta a la elaboración del pasado?

–En la Argentina, la figura del desaparecido está totalmente institucionalizada como parte de la escena pública. Los familiares de desaparecidos existen no sólo como un personaje doliente sino como un personaje político de primer orden. A diferencia, la figura del desaparecido es sumamente molesta para el imaginario colectivo del Uruguay, que tiende a valorar las cosas tranquilas. En parte, se explica por una cuestión de números, allí hay muy pocos. En Uruguay, antes de 2005, era muy difícil que te hablasen de desaparecidos. Te hablaban de otra cosa, de presos.

–¿A qué se debe de que hoy esté más presente en Uruguay la figura del desaparecido?

–Desde ese año hasta hoy, han pasado muchísimas cosas, no sólo la constatación del Segundo Vuelo (N. de R: que trasladó en 1976 detenidos desde Argentina a Uruguay). Hubo un importantísimo intento de anular la Ley de Caducidad. No se puede decir que fue negativo el resultado: el 48 por ciento de la gente votó a favor de anularla, el resto de la gente no votó. Y hubo una movilización colectiva que indica que está aflorando, en cierto grado, una figura que era invisible y muy vinculada al mundo muy chiquito de los familiares. Pero la sensibilidad de los líderes políticos más renombrados, incluido el propio presidente, no es la misma que la que tienen los argentinos en esta materia.

–¿Cómo tomó la actuación del presidente José Mujica frente al proyecto interpretativo que pretendía dejar sin efecto la Ley de Caducidad?

–Me generó profundo desagrado. Entre otras cosas, porque el presidente y su actual ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, son parte de la misma generación de mi padre. Eran colegas de sensibilidad, aunque no eran de la misma línea política y, sin embargo, tienen una lectura tan militarista que es insensible con lo que ocurrió a una buena parte de su propia generación. Es desagradable por una cosa muy uruguaya (como científico social no lo debería decir porque es una generalización barata) que es la sobrevaloración de la institucionalidad, de los acuerdos, de lo que votó el pueblo. Eso los torna insensibles ante las cosas excepcionales, como es la figura del desaparecido.

–¿Esa “insensibilidad” podría explicarse por una cuestión de números, porque allí hubo menos desaparecidos que en la Argentina?

–Sí, en parte. La dictadura uruguaya fue diferente de la argentina. Tuvo un “plan institucional” de exterminio. O sea, se pasaba por las cárceles y por el exilio, hasta eso era legal. La desaparición no entró en el registro de prácticas represivas de modo tan extensivo como ocurrió aquí. La sensibilidad uruguaya tan extrema por lo que es compartido y tan nula por lo que se sale de la norma hace que sea difícil pensar la figura.

–¿Y qué diferencias ve entre el movimiento de derechos humanos argentino y el uruguayo?

–Las sensibilidades históricas son tan distintas que no sé si es justo hacer una comparación, porque entre otras cosas lleva a considerar lo evidente: Argentina está muy por delante en esa materia con respecto a Uruguay. Si hago la comparación, tendría que plantear una evolución en esta línea que no se va a dar.

–¿Por qué dice que las políticas de la memoria son tramposas?

–Construyen unanimidades y construyen la convicción de que la verdad es cierta. Eso es tramposo, si lo miro desde el ojo clínico del sociólogo. Y no lo digo por aquello de que las memorias son múltiples sino porque éste es un campo precario, móvil, difuso. Si lo valoro como ciudadano implicado, no puede estar más que contento en el caso argentino, de una construcción de una narrativa oficial en el tema de los derechos humanos que ha permitido elaborar a medio plazo una figura internacionalmente consensuada de lo que es un desaparecido y que se está aplicando por doquier y con dosis crecientes de eficacia.

–¿Por qué afirma que no es correcto hablar de “desaparecidos” en el caso de la represión franquista?

–Estamos hablando de un fenómeno que empezó a finales de los años ‘30 y hasta ahora no se nombraba. Se los denominaba “fantasmas”, los “paseados”. Sólo hace cinco años, y ahora está especialmente el asunto hirviendo, empieza a usarse el término desaparecido.

El sueño uruguayo

Noticia aparecida hoy (15.7.11) en el portal 180:

En 2009 se registraron 537 suicidios en Uruguay. Esta es la tasa más alta de la región, junto a Cuba, y supera el promedio mundial. Para afrontar este problema, el gobierno lanzó este viernes un plan de prevención, que incluye la asistencia psicológica obligatoria de parte de las mutualistas a quienes cometen intentos de autoeliminación.

por Clara Esmoris

La tasa de suicidios en Uruguay es de 17 cada 100.000 habitantes. El responsable del Programa Nacional de Salud Mental, Hebert Tenenbaum, dijo a 180 que a partir de setiembre se dará el primer paso en el plan, que consiste en que toda mutualista, prestador o Asse, tiene la obligación de empezar a darle atención psicológica a la persona que haya tenido un intento de autoeliminación, antes de las 48 horas del hecho.

“Hasta ahora los intentos muchas veces no se atendían, porque si eran leves no se les daba importancia o la persona podía volver a la casa y no se le hacía un seguimiento”, explicó Tenenbaum. La idea es que más adelante se establezca un seguimiento por seis meses a cada persona en esta situación, “que es lo que se recomienda a nivel internacional”, afirmó.

La tasa de Uruguay “es la más alta de la región, junto con Cuba, pero sabemos por la OPS que en muchos países no hay registro o hay subregistro”, dijo. “Igual es muy alta, más teniendo en cuenta que en algunos departamentos llega a 25 cada 100.000, y es mucho más alta que el promedio de los países de Europa, que están por debajo de 10, señaló.

Otra medida que se pretende implementar a corto plazo es el registro de intentos de suicidio, que hasta ahora no se hizo y no se conoce el dato. Según la Organización Mundial de la Salud, la relación intento de suicidio-suicidio consumado es de 20 a uno en algunos países, y puede llegar a ser hasta de diez a uno, lo que daría un mínimo de 5.500 intentos de suicido por año en Uruguay, como mínimo, señaló Tenenbaum. “Quienes ya tuvieron intentos son los que conforman el grupo de mayor riesgo, y estas personas muchas veces son enviadas a sus casas y no queda ningún registro”, dijo a 180.

Tenenbaum explicó que, según estudios de la OMS, cerca del 80% de las personas que se suicidan consultan a algún médico general en los dos meses previos. Para esto, otro objetivo del plan es la capacitación del primer nivel de atención para que los médicos y los enfermeros puedan detectar riesgos suicidas. “La idea es que muchas veces las personas consultan al médico por otros temas, y los profesionales tienen que estar capacitados para detectar los riesgos”.

También se pretenden tomar medidas más específicas con las franjas de mayor riesgo, que son los adultos mayores de 65 años (33 cada 100.000 habitantes en 2009) los adolescentes (entre 11 y 16 cada 100.000), la población rural y la Policía. En cuanto a este último, el jerarca explicó que tienen los datos directos del Ministerio del Interior, que muestran que este problema tiene niveles muy altos dentro de este grupo.

Según el Ministerio de Salud Pública, el 78% de los suicidas son hombres y los métodos más utilizados son el ahorcamiento (54%) y el disparo con un arma de fuego (32%)

El Plan de Prevención del Suicidio depende del Ministerio de Salud Pública, que lo preside, del Ministerio del Interior, Ministerio de Educación y Cultura y Ministerio de Desarrollo Social y se creó en 2004, pero está en funcionamiento desde 2009. En setiembre comienzan las Plan de Prestaciones en Salud Mental en el Sistema Nacional Integrado de Salud, donde también estará incluida la prevención del suicidio.

La patria solo quiere hijos celestes















La abundancia algunas veces desemboca en desorden. Aunque el desorden es un enemigo del entendimiento, muchas veces sucede, como en este caso, que el proceso mismo se transforma en un mecanismo de construcción sinuoso que convive (en falsa oposición) en el medio de una dialéctica perfecta. Puede que la exposición de una cierta cantidad de fragmentos creativos (ese aparente desorden) sea en realidad un producto, un resultado de un intento de diálogo con el otro. El entendimiento, la digestión, se logra armando un tejido de palabras que en su autonomía parecen efímeras, que en el conjunto difuso caen, torpes y letales, sobre el vacío del escenario a través del cuerpo vivo del actor al instante posterior del apagado de las luces. Eso parece. Lo que sucede en realidad es que las cosas están ahí. Basta mirarlas, escucharlas, sentirlas.

De Las Julietas puede decirse, sin dudas, que hay abundancia de palabras. Sugeridas, concretas, comentadas. Son incesantes disparos a un aire que se espesa, que se acumula en un espacio que comienza a ser cada vez más oneroso. Como el silencio de su comienzo. Ese silencio se triplica en extensión y en intensidad porque es un silencio interrogador, inviolable. Dura más que cualquier otro: es un apéndice de tiempo. Que deja de ser un silencio apagado, asfixiado, doloroso, para convertirse en un conjunto de gestos macabros y perturbadores. He aquí un primer hito: nadie empieza porque nadie desea empezar. ¿Dónde estás Only Delonely, con tu desgarradora arrogancia? ¿Y tu Cittadino Italiano, enojoso y fuerte? Nadie está preparado y todo se precipita cuando una tensión, imprevista e impuesta, desaparece. La luz del escenario es la exposición y por tanto la derrota al miedo. Desaparece porque es momento de descubrir los elementos que están presionando para salir. Shakespeare, el 50, las fotos. Ni siquiera porque todas ellas tengan que ver con algo en particular sino porque todas juntas tiene mucho en común. Y con Nosotros. Nosotros que somos los otros. Y están, claro, Las Julietas. No existiría obra si no estuviera abierto el pasaje hacia la ausencia: sí, hay algo que falta. Y la ausencia se cubre (se sustituye) con la construcción de un imaginario (¡cómo no!) que fija la idea: Las Julietas. Ellas, algo a lo que adorar, lo que no fue. Actores que no pudieron, que faltaron cuando Romeo y cuando Julieta estaban prontos para salir. No había mujeres. Por eso son hombres los que hablan en un café, en una plaza, en una conferencia, en ningún lado.

Si hay algo que el imaginario rudimentario (el oficial) no ha podido derrotar es a la Julieta enamorada, la del teatro clásico, la Julieta de Romeo. Sobrevive como idílico romántico, tan perfecto como la propia relación entre un país y sus figuras representativas. Todos y cada uno de los elementos que configuran su forma (el color de su camiseta de fútbol, un mito, la tradición, la herencia) están en su estado natural de representación. Para Las Julietas, el lugar de origen ya no es el mismo y, mientras el caos reina, otro orden se establece. El Cittadino italiano puede golpear el piso con una masa italiana hasta el hartazgo, el celeste puede pasar a ser un color no-profesional, Maracaná una burla. Por estas razones, la Julieta de esta obra no está presente y adquiere la forma de una mitología representada. Se transforma en un objeto de culto inalcanzable, pero siempre con sabor a ilusión. El amor puesto en el balcón, el deseo reprimido, la mirada hacia otro lado. Piezas perfectas que se articulan solas como bailarines.

No es posible hablar de Uruguay si no es desde un imaginario. Ya estaba implícito en las explicaciones de aquellos que escribieron en el 45: un país tapón, inventado, producto de la necesidad. No existe, no puede ser algo firme. Por eso, para entenderlo debe construirse una idea sobre él desde el absoluto vacío. Porque desde ahí puede armarse una nueva genealogía de símbolos. Desde ahí las cosas deben verse más claras. Con él hay que hablar para poder insultarlo, que reaccione y escupa odio. Julieta es joven y fuerte y puede recibir y dar todo eso. Aún es capaz de satisfacer los deseos, de ser una amante perfecta. Y allí están los hombres tratando de reconstruir una historia olvidada. La de aquellos tipos que quisieron conquistarla.

¿Qué hace que la armonía regrese? Una foto y una canción emancipadora. Ambas inseparables, ambas complementos. Se gesta desde el piso una nueva unión, inventada, transitoria, una falsa unión de abrazos solidarios. Se levantan, cantan y la voz, entre angustiada y semi-viril, como una triste parodia de la emoción, aparece entonando la leyenda (Uruguayos campeones…). Sí, ahí están. Van para atrás y se sientan. “¡Cantá!”. El canto no se detiene; si se apaga vuelve a empezar. Una y otra vez como en un disco rayado. Otra vez hay una instancia que no permite la salida. “Ta, ya está”. No, imposible. ¿Dónde está el canalla que no lo permite?

Porque no es lo mismo antes que después, porque no es lo mismo, ahí están las fotos y las imágenes. Aquello detenido que congela la alegría son las fotos, mientras que las imágenes evocan estas últimas, de una nueva manera, cada vez. Las imágenes son las que regresan, las que están permanentemente presionando para que las fotos, su materialización, sean las que construyan las nuevas imágenes. Las fotos son las que hacen andar un tiempo colectivo aletargado; fueron y son necesarias como combustible vital para una sociedad que siempre esperó por otros (monarquías, caudillos, hazañas). Pero el camino se abre para que las historias diminutas comiencen a aparecer, para que las fotos individuales sustituyan las colectivas: “Porque uno quiere tener las propias”, dicen los protagonistas.

La muerte está en los elementos que se encuentran en la escena y ellos, los actores, representan el arte vivo. La partida de nacimiento, los textos inventados, al costado de la escena, cerca de ellos y de frente, observándolos e interrogándolos en los atriles. En el funeral está el espectador. De frente, tan cerca como es posible por la física, los actores miran hacia abajo pero están mirando hacia el frente. La muerte está alrededor, en la oscuridad que divide la escena: lo visible y lo oculto. ¿No es fantástico que la muerte esté presente en ese momento? El Bruto actor cuenta la historia de los amantes apasionados antes de la muerte, en el lugar de un campesino que registra los momentos como oscuros y roñosos. Él es objeto de la represión de sus compañeros durante el transcurso de la obra y, no por casualidad, en el momento de su liberación aparece la muerte de los personajes del texto y, por ende, la del imaginario creado. Un nuevo espacio vacío se abre ante el público cargado de incertidumbre y dolor. La cita, dolorosa evocación de un pasado como hecho viviente a través de la representación, aparece: “En la paz enlutada de este día el doloroso sol no se levanta. Salgamos de este sitio para hablar de estos amargos acontecimientos. De los que del rencor participaron unos tendrán perdón y otros castigos. Jamás se oyó una historia tan doliente como esta de Julieta y su Romeo”. Un espacio único y latente, como siempre, como todo lo que está infinitamente vivo, emerge de repente. La muerte se hace presente frente a los ojos de los espectadores que, para los hijos celestes de la patria, no es más que su permanente compañía.



Texto y Dirección:
Marianella Morena


Teatro Circular, Montevideo, Uruguay
Sábado, horario trasnoche (23:30hs.)

más info acá

Como si nada hubiera cambiado

"En su terminología de las etapas de desarrollo, Walt Rostow opinó tras un rápido conocimiento del Uruguay que éramos una sociedad que había pasado sin etapas del "take off", del "demarrage" o del impulso del crecimiento inicial a la del "alto consumo de masas". Traducido a cualquier otra terminología el diagnóstico sigue siendo exacto. Y aun otra cosa podría resultar más grave: una sociedad a la que se estancó en una suerte de radicalismo verbal básicamente conservador y a la que se limó de toda energía revolucionaria incómoda, trabajosa, dura al fin, haciéndole creer que con algunas elecciones ganadas, algún impuesto más, algunas medidas legislativas los privilegios de los grupos superiores caerían al suelo como hojas secas y el feliz imperio de la igualdad sería alcanzado. No se necesita ser un revolucionario cabal para pensar que si en algún país el "evolucionismo" social ha tenido un sentido enervador, ese país es el Uruguay.

Culminando este proceso, hemos llegado a ser una sociedad económicamente estancada, políticamente enferma, éticamente átona. Podrá decirse, también, que civilmente sana y socialmente más equilibrada que muchas otras de su tipo pero las notas peyorativas son las dinámicas y éstas sólo pasivas y remanentes. Porque, globalmente, (ya se trató de fundarlo)
parecemos ineptos para la altura de los tiempos y sus implícitos desafíos. "

-Carlos Real De Azúa, El impulso y su freno: tres décadas de Batllismo (1964)




Montevideo, 1ero de Junio

Southern Tour Suiza


"Está nevando y nevando que más no puede, y no es poco lo que puede. No acaba nunca. No hay ni principio ni fin. Ya no hay más cielo, todo es nieve blanca y grisácea. Hasta el aire se esfumó, todo es nieve. Ni siquiera la tierra, todo está cubierto de nieve."

-Robert Walser, Nevada





Hay una Suiza en el cielo..

Bouguer-Anomalien-Karte

























Parecido, ¿no será lo mismo?


En los últimos días aparecieron dos noticias relacionadas con herma
nos falsos de nuestro presidente y familiares perdidos de nuestra primera dama. Igual, como todos sabemos, ellos son únicos. Aquí ambas notas.















Eduardo Mujica es argentino, tiene 65 años y trabaja como taxista en Buenos Aires. Además, es pariente lejano de nuestro presidente y el parecido físico entre ambos es sorprendente. Para colmo de similitudes, el Mujica porteño también es de izquierda y gracioso en sus dichos

Nota completa en Montevideo COMM














“Seguí así y ya verás cómo vienen las Topolansky y te llevan”. Una blogger uruguaya recuerda el temor que infundía esa frase a los niños en la década del 70. “Eran el cuco que nos metía el pánico en el cuerpo. En mi cabeza infantil, esas mellizas eran más temibles que Barba Azul”. Lucía y María Elia Topolansky ingresaron juntas al MLN-Tupamaros en 1967, y juntas salieron de los calabozos de la dictadura en 1985. Para entonces, ya eran una leyenda de la guerrilla, como la montonera Norma Arrostito lo había sido en la Argentina.


Nota completa en Perfil

De yapa los dejamos con Los Hermanos Mujica, los verdaderos, que nos deleitan con su música:




Acertijo

En un matadero oriental el jefe le dice al empleado:

"Hay que matar estas 30 ovejas en 15 días,
matando al menos una por día y siempre un número impar de ellas".

¿Puede el empleado cumplir la orden de su jefe?

Lo que se ve y lo que no

"(...) la realidad de Montevideo, pensada desde el centro de Montevideo, parece desaparecer como marco histórico y existir sólo en la sensibilidad de quien está ahí: uno ve lo que ve, pero no lo remite a ninguna parte, no está ahí para probar nada. El Uruguay, Montevideo, el centro, no se dejan pensar tal vez porque la presión de los discursos, referidos, recibidos, oficiales, en una u otra dirección, confunden las perspectivas: lo que es no se ve sino como índice que señala lo que podría ser, lo que se dice que fue, lo que significa; a su vez, los detalles físicos, los que están en la superficie, por ejemplo, de 18 y Yaguarón, y del mismo modo en todos los puntos que se puede identificar con la "realidad" uruguaya, se disipan apenas se los toca: es como si estuvieran, siempre, en lugar de otra cosa".

Roberto Appratto, 18 y Yaguarón





La ciudad de los lagartos

Juntó las manos, separando apenas los pulgares: un perro empezó a abrir la boca en la pared y a mover las orejas. La Maga se reía. Entonces Gregorovius le preguntó cómo era Montevideo, el perro se disolvió de golpe, porque él no estaba bien seguro de que ella fuese uruguaya; Lester Young y los Kansas City Six. Sh... (Ronald dedo en la boca).

– A mí me suena raro el Uruguay. Montevideo debe estar lleno de torres, de campanas fundidas después de las batallas. No me diga que en Montevideo no hay grandísimos lagartos a la orilla del río.

– Por supuesto –dijo la Maga–. Son cosas que se visitan tomando el ómnibus que va a Pocitos.

– ¿Y la gente conoce bien a Lautréamont, en Montevideo?

– ¿Lautréamont? –preguntó la Maga.

Gregorovius suspiró y bebió más vodka. Lester Young, saxo tenor, Dickie Wells, trombón, Joe Bushkin, piano, Bill Coleman, trompeta, John Simmons, contrabajo, Jo Jones, batería. Four O'clock Drag. Sí, grandísimos lagartos, trombones a la orilla del río, blues arrastrándose, probablemente drag quería decir lagarto de tiempo, arrastre interminable de las cuatro de la mañana. O completamente otra cosa. “Ah, Lautréamont”, decía la Maga recordando de golpe. “Sí, yo creo que lo conocen muchísimo.”

– Era uruguayo, aunque no lo parezca.

– No parece –dijo la Maga, rehabilitándose.

-Julio Cortázar, Rayuela

Sabina y la muletilla charrúa

Sabemos los devotos que son los artistas en crear proclamas, levantar insignias, o llevar adelante causas al pedo. Lo que nunca olvidan es de realizar acciones de marketing sobre los escenarios tales como hablar de la política local, tener remeras graciosas o ponerse la camiseta del país donde se encuentran, aunque no les guste ni la bañadera en que llegaron al recital. ¿Algún ejemplo?:


Ahora bien. Otros demuestran su efímero amor a la ciudad donde cantan (que dura lo mismo que el tiempo en que se arranca el cheque de su caché) mostrando sus dotes de compositor, poeta o trovador (o todas las cosas juntas y bien mezcladas). Sabina es un ejemplo. Lo curioso es que cada año nos regala una oda a Montevideo, a sus poetas oficiales, a sus cantores demodé o a bellezas irreconocibles (para nosotros). Basta ya. La próxima, Sabina, buscá cambiar. Probá cantar con una remera de Marenales con peluca, por lo menos.

Gira 2010

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Gira 2011







Bernardo, El Nieto de Sepé


























Prosperidad y desarrollo














Era el año 1913. Batlle y Ordoñez gobernaba y la prosperidad parecía florecer por todos lados (o eso es lo que cuentan). En Rocha, un pueblito denominado Chafalote, no quería ser menos. Por esta razón es que reúne a los vecinos con el fin de elaborar una nota a ser enviada al Ejecutivo. ¿Para qué? Para cambiarle el nombre al lugar en el que habitan. La misma se eleva a una Comisión de Legislación, la que emite un informe que contenía los siguientes puntos:

1º Luego de estudiados los antecedentes provistos para evaluar el planteo de
los vecinos, la Comisión de Legislación aconseja acceder al pedido.

2º Precisiones

Pese a que la población aún no ha adquirido el desarrollo necesario, ni su comercio la relevancia que lo destaque la Comisión entiende que “esto no es una circunstancia excluyente para negarle el honor que solicita; muy por el contrario nos debe decidir a acceder ese pedido.”

Fundamenta esa decisión, el hecho que la Comisión entiende que durante los primeros pasos en la formación de una población, no se puede ser demasiado exigente en cuanto a lo que es un grado razonable de adelanto.

3º Los datos oficiales, respaldan la decisión. En efecto, la información aportada por la Intendencia de Rocha establece que Chafalote, “cuenta con una población de trescientos veintidós habitantes, 56 viviendas, tres casas de comercio, una escuela pública con edificio y terreno propio, un centro social, etc.”

4º La Comisión evalúa que la declaración de pueblo favorecerá el desarrollo, convirtiéndose en un factor de significativa influencia para alcanzar la prosperidad.

5º Sobre la denominación consigna el Informe:

“El nombre de Chafalote con que hoy se conoce la localidad, es de por sí bastante inexpresivo, para que no se dude un momento en cambiarlo por el de “19 de Abril”, cuya fuerza evocativa, rememorando uno de los hechos más culminantes y gloriosos de nuestra independencia, perpetuará en su sencillez un perdurable homenaje digno de una nación heroica.”


Y sí, el nombre no era muy lindo. El 21 de abril (es verdad, un poco tarde) el decreto fue promulgado. ¡Salú!

basado en uruguayinforme.com
foto: google maps

Nota: El subrayado es nuestro.