La ciudad de los lagartos

Juntó las manos, separando apenas los pulgares: un perro empezó a abrir la boca en la pared y a mover las orejas. La Maga se reía. Entonces Gregorovius le preguntó cómo era Montevideo, el perro se disolvió de golpe, porque él no estaba bien seguro de que ella fuese uruguaya; Lester Young y los Kansas City Six. Sh... (Ronald dedo en la boca).

– A mí me suena raro el Uruguay. Montevideo debe estar lleno de torres, de campanas fundidas después de las batallas. No me diga que en Montevideo no hay grandísimos lagartos a la orilla del río.

– Por supuesto –dijo la Maga–. Son cosas que se visitan tomando el ómnibus que va a Pocitos.

– ¿Y la gente conoce bien a Lautréamont, en Montevideo?

– ¿Lautréamont? –preguntó la Maga.

Gregorovius suspiró y bebió más vodka. Lester Young, saxo tenor, Dickie Wells, trombón, Joe Bushkin, piano, Bill Coleman, trompeta, John Simmons, contrabajo, Jo Jones, batería. Four O'clock Drag. Sí, grandísimos lagartos, trombones a la orilla del río, blues arrastrándose, probablemente drag quería decir lagarto de tiempo, arrastre interminable de las cuatro de la mañana. O completamente otra cosa. “Ah, Lautréamont”, decía la Maga recordando de golpe. “Sí, yo creo que lo conocen muchísimo.”

– Era uruguayo, aunque no lo parezca.

– No parece –dijo la Maga, rehabilitándose.

-Julio Cortázar, Rayuela

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